EL ALCOHOL MATA NEURONAS… ¿MITO O REALIDAD?

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Todos lo hemos escuchado alguna vez eso de que el alcohol destruye nuestras neuronas, pero ¿es tal deterioro mental el que sufrimos cuando bebemos? Hoy desde Barman Academy, desvelamos toda la verdad sobre esta afirmación.

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Lo cierto, y para no andarnos con rodeos, es que el deterioro mental perceptible en los alcohólicos (caso extremo) tiene poco que ver con esa asentada leyenda urbana.

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Está científicamente probado que el alcohol no ha matado ni mata neuronas. En una investigación mediante autopsias, se ha comprobado que los encéfalos de los abstemios y los alcohólicos tienen el mismo número de neuronas.

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Por supuesto, nos gustaría dejar muy claro que de ningún modo respaldamos el consumo de alcohol sin moderación, y ya ni hablar de los casos extremos como el alcoholismo. De hecho, es una realidad que, en estos casos extremos, el alcohol puede dañar muchos órganos vitales e incluso afectar a la calidad de ciertas conexiones neuronales, pudiendo afectar en el aprendizaje y en la coordinación.

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Sin embargo, sí que nos molesta ese mito extendido de que el alcohol mata neuronas, sobre todo por todas esas personas, entre las que nos incluimos, que nos gusta disfrutar de un buen coctel o una buena copa.

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¿De dónde procede este mito?

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La leyenda urbana que afirma que el alcohol mata las células cerebrales se remonta a tiempos lejanos y sobre todo, está relacionado con un hecho, la aprobación de la 18ª Enmienda en Estados Unidos, también conocida como la Ley Seca.

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Pero sin duda, si alguien se encargó fervientemente de difundir este rumor, fue el movimiento por la Templanza, un movimiento social contra el consumo de bebidas alcohólicas que estuvo muy presente durante el siglo XIX y XX en países de cultura anglosajona, tales como Inglaterra, Estados Unidos, Australia, Canadá, Irlanda y Nueva Zelanda.

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Dado la innegable lentitud y torpeza en el movimiento o la dificultad para el habla de los borrachos, este rumor fue rápidamente aceptado y se extendió como la pólvora en la sociedad.

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No fue hasta 1993, exactamente 60 años después de que se derogara la Ley Seca, cuando la ciencia finalmente pudo concluir que, sin ninguna duda, el alcohol no mataba las neuronas. Para ello, los investigadores compararon las neuronas de los alcohólicos con las de abstemios y no encontraron ninguna diferencia notable.

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Según José Manuel Moltó, de la Sociedad Española de Neurología (SEN), «durante décadas los neurocientíficos pensábamos que el número de neuronas se estabilizaba tras el nacimiento, y desde ahí, empezaba un lento declive que algunas cosas como los tóxicos podían agudizar. Sin embargo, en 1960 descubrimos que a lo largo de la vida adulta se forman nuevas neuronas en el encéfalo y que existe una regeneración de neuronas que nada tiene que ver con cualquier intoxicación.«

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Es cierto que cuando el alcohol llega al cerebro, puede llegar a interrumpir la comunicación entre las neuronas y hacer que sea más difícil completar ciertas tareas como concentrarse. Pero este alboroto celular provocado por el alcohol causa un daño menor y, definitivamente, no da como resultado la muerte de la neurona.

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Existe una posibilidad de que el alcohol mate cualquier tipo de célula, pero para ello se necesitan concentraciones desproporcionadas de alcohol, cercanas al 100%. Teniendo en cuenta, que empezamos a emborracharnos a partir de un nivel en sangre del 0,1%, creemos que si se diese esa lejana posibilidad, la muerte de una neurona sería el menor de los problemas, pues sería una muerte inminente.

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Por último, y tras desmontar este famoso mito, no podemos acabar de otra manera que no fuese la de apostar por un consumo responsable.

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Con moderación, todo sabe mejor.

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