Hoy en Barman Academy, os contamos la historia de uno de los licores más importantes del panorama internacional, presente en todo bar que se precie: el Jägermeister.
Para que os hagáis una idea de la magnitud de este licor alemán, pensad que cada segundo se consumen 97 chupitos en el mundo. Este boom en los últimos años, ha colocado a este licor alemán como la octava bebida alcohólica más vendida del mundo, vendiendo cerca de 90 millones de botellas al año.
Sabréis bien de quién estamos hablamos, ya que según los datos ofrecidos por la propia marca, España se ha convertido en el cuarto país más consumidor de este licor, sólo por detrás de EEUU, Alemania y Reino Unido.
El Jägermeister es un licor bastante fuerte, con una graduación alcohólica que alcanza los 35º, y que se recomienda consumir a temperaturas gélidas (unos -20 ºC). Por encima de todo, destaca por su frescura, su amargura y su fuerte aroma.
Un origen germano
Sí, como cabía esperar, su origen reside en tierras germanas. El destilador original fue Curt Mast, un conocido amante de la cacería, quién creó este licor en 1935, con el objetivo inicial de mantener a los cazadores alemanes despiertos durante las frías y largas temporadas de caza.
Aficionado también de la botánica, y heredero de la empresa de vinagres de su padre, Mast decidió aprovechar tales facilidades para crear este licor. Su logo, la cabeza de un ciervo con una cruz, se debe la leyenda de San Huberto, basada en un noble cazador sin ninguna piedad, quien no perdonaba ni un día de caza. Un día, concretamente un viernes santo, fue testigo de una imagen que cambiaría su visión para siempre, cuando pudo ver un gran ciervo blanco con una luminosa cruz cristiana entre sus astas. Desde aquel día, dejó de ser un cazador sin escrúpulos y luchó por una caza regulada y unos buenos hábitos, convirtiéndose en el patrón de los cazadores.
El Jägermeister, que significa maestro cazador en alemán, triunfó rápidamente en Alemania, estando muy presente durante la Segunda Guerra Mundial. El ejercito nazi, jamás ocultó su uso, tanto para desinfectar heridas como para consumo propio, apareciendo en multitud de archivos históricos, incluso en manos de su gran líder, Hitler.
Una receta bajo llave
Como en el caso de la Coca-Cola, la receta jamás ha sido revelada. No en su totalidad. Se sabe que se mezclan 56 hierbas e ingredientes, cuidadosamente seleccionados y evaluados. Desde botánicos conocidos como naranja, camomila, cilantro, lavanda o nuez moscada, hasta otros poco comunes como malavisco, granos del paraíso o pimienta de Java.
Se asegura que sólo cinco personas conocen la receta de Jägermeister. Nicole Gütte, una de las privilegiadas sabedoras, cuenta que la llave de la habitación con los 56 ingredientes está en manos de un único sujeto, y que ni los trabajadores de la empresa conocen el orden en el que se combinan.
Dichos componentes se maceran en frío durante semanas, dando como resultado la base del destilado, que será añejada en barricas de roble durante un año. Una vez añejado, se filtra y se mezcla con agua pura, alcohol y azúcares caramelizados, y entra en un último proceso, en el que el destilado es sometido ha 383 pruebas de control de calidad y de sabor.
Cada segundo se consumen 97 chupitos de Jägermeister el mundo.
– BA
De Alemania al mundo
Como hemos comentado anteriormente, en Alemania, tuvo un gran reconocimiento desde su creación, siendo una bebida frecuente en las tropas nazis. Tras la guerra, su expansión se mantuvo firme, gracias a buenas estrategias de marketing.
Desconocido para muchos, Jägermeister fue la primera marca en patrocinar una camiseta de fútbol, concretamente la del Eintracht Braunschweig, marcando un antes y un después en el mundo del deporte. Desde Alemania, donde este licor cuenta con su propia calle, bar y hotel, se expandió hacia el resto del mundo, sobre todo a partir de los sesenta.
En los noventa, llegó a EEUU, donde su llegada fue revolucionaria, alcanzando unos picos de venta asombrosos. A España tardó un poco más en llegar, ya en el comienzo del nuevo siglo, sin embargo estos últimos años ha alcanzado una fama muy grande entre los españoles.
¿Jägermeister en coctelería?
Sí, claro que sí. Aunque su sabor más auténtico se consigue aislado, en chupito helado, puede ser perfectamente utilizado en coctelería, con cócteles conocidos como el Jäger Mojito o el Ginger Deer.
Su fuerza aromática y amargor combina perfecto con soda, ginger aler, o zumos cítricos, como el de naranja o el de limón. Incluso es posible añadir en tragos clásicos como el Old Fashioned, el Negroni o el Martini Espresso.
Siempre a una temperatura helada, unos -20 ºC, de ahí que la marca cuente con dispensadores para los bares, Tap Machines, para servir el licor a la temperatura óptima.
Eso sí, huid de una mezcla conocida como Jägerbomb, una mezcla con bebidas energizantes y cafeína (Redbull o semejantes), que parece haberse puesto muy de moda entre los jóvenes, también en España. El gran problema reside en estudios que han demostrado que esta mezcla puede llegar a producir infartos.
Sabemos del peligro del Jägermeister, tal vez vosotros también, por eso una vez más, os recomendamos hacer un consumo responsable.
Hasta la próxima!